jueves, 19 de septiembre de 2013

Berlín





CAMPO *

El árbol fue testigo de todo aquello.
Del horror de la sangre.
Del reparto de trabajo.
Del campo de muerte.

¿Cómo has podido sobrevivir?
¿Cómo has podido soportarlo?, le pregunté, al pasar por su lado.

Porque soy un árbol.
Un ser vivo que está porque tiene que estar,
me susurró él [mi voz, su voz, en el viento]. 

¿Y yo?, ¿cómo he podido sobrevivir?
¿Cómo he podido soportarlo?,
me preguntaba,
intentando romperme en mil pedazos, otra vez.
[Una vez más, sin conseguirlo].

Porque soy una mujer.
Un ser vivo que está porque tiene que estar,
me repetí atormentada y aliviada. 

Yo soy testigo de todo esto.
Del horror del autómata.
Del reparto de bienes.
De la ciudad de muerte.

¿Y la conciencia?, me devolvió la tierra. 
En estas palabras.
En esta acción.
No sé si podré hacer más.
De momento, solo pisar, le dije.


Pero eso no borra el horror, me espetó la ruina... el silencio entero después del mal. [Los huecos].
Intentaré mantenerme despierta... dolorida.
Intentaré no hablar de bombas en vano.
Intentaré comerme mi ira.
Intentaré sentir... para que me pese y celebre no ser un árbol. 


* Visité el campo de concentración de Sachsenhausen el domingo 25 de agosto de 2013