jueves, 30 de abril de 2015

Pegajosa tristeza

Cantará la hierba, y tú habrás amado siete veces siete. 
Manolita Espinosa. 





















A esta señora la descubrí en Almagro. Qué gran curiosidad me produjo. 

Me pareció una de las hermanas Brontë. 

Allí, en esa estepa bajo castellana, entre berenjenas y encajes, cómicos y vecinos tras de visillos. 


Yo que bajaba del monte en busca de aire nuevo, y encontré en ella un verdal. 


No la conocí mucho, pero es más su figura, su fantasma, su poética musa la que me inspira serenidad. 


De la sencilla y vívida rutina se pueden crear sueños rotundos. Realidades certeras por bellas y amamantadas por una.  


Del amor, entre la hierba, a punto de ser derramado sobre el cemento de esta ciudad, quiero hablar. 


Pero sobre todo, me reclamo sorber. Lamer. Rascar. Arrullar.  


Aparto la pegajosa tristeza, elijo la voluptuosidad del valiente hecho, la ligereza de la sonrisa y la lágrima, durante y después de que sucedan las cosas. 


Dejar de esperar. Empezar a amar. 


Siete veces siete. 




Dedicado a todas mis amigas valientes, que se dedican a amar, aunque les duela.