domingo, 22 de febrero de 2015

Un domingo por la tarde, me paro a escribir y grito


¡Eh, vosotros!!! ¿Qué pasa con las grietas del amor? ¿Con los agujeros de lo humano? ¿Por qué creéis no soportarlos? Prefiero sangrar a borbotones a quedarme dormida.

Os desafío, seres alegres, fantasmas, durmientes… ¡Os grito al oído! ¡Me dirijo a la entraña! ¡Despertad! ¡Vomitadlo todo! Vuestro amor-rabia-pena-alegría-intelecto-sexo-espalda-codo-pestaña… De todo esto se llenará el mundo para ser más verdadero. Si no, estamos perdidos. Derramados.

Machacad las pastillas, despedazad los billetes, amamantad al pobre, ser uno de ellos, inventad las palabras, elevad el cuerpo, ahogaros en aire, en agua, rozad al peregrino, regad una planta.

Dejad de engullir grageas que os abriguen de todo. Desistid de pensar y sentir que no sois capaces. Atrapados, pequeños, insignificantes y vidriosos. ¿Virulenta verdad? ¡Es quienes somos!

En esta única vida, por estar encerrados, gozamos de libertad. Por ser diminutos, medimos la grandeza. Por banales, escavamos lo insondable. Por quebradizos, rompemos y reconstruimos a cada paso TODO. TODO. TODO.



Sabedlo de una vez, ¡soportáis la tristeza! ¡Aguantáis la alegría! ¡Podéis abarcar la vida! ¡Ella os hará libérrimos, hermosos hombres y mujeres!!