lunes, 20 de abril de 2020

Las Plantas



La ventana está abierta y escucho el pitido del autobús. 
Hay cosas que son realidad. 
Oigo los coches que siempre pasan por debajo de casa. 
Existen. 
Veo las banderas del vecino en su balcón. 
Ondean con el viento. 
Viene mi marido por el pasillo. 
Lo quiero. 
Me cuenta que está algo agobiado con el proyecto sobre la depresión que está elaborando. 
Se asoma al barrio, se desahoga y vuelve al estudio a trabajar. 
Me maravilla cómo esta pequeña persona puede soportar sobre sus hombros tanto dolor. 
Me emociona toda la humanidad que desprende. Cuánta ternura. 
Hoy me he levantado con un nudo en el pecho. 
Me echo a llorar. 
Siento que los hijos no vendrán. 
Me duelen las muertes. 
Me dejo estar. 
Las plantas que tengo a mi lado y bajo el alféizar de la ventana me recuerdan otra vez la verdad. 
Que hay vida. 
A pesar de nosotros, además de los sueños, más allá de invenciones y torturas humanas. 
Solo Aire. Agua. Tierra. LUZ. 
Cuando no estemos seguirán las estrellas su camino. 
Nuestro fuego es fugaz. Lo sentimos divino. 
No quiero morir. Respiro. 
Respiro. 

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